13.5.13

Ante el dolor de los demás

  
Susan Sontag escritora y ensayista norteamericana inicia su libro citando a Virginia Woolf y a sus profundas reflexiones sobre la guerra contenidas en el magnífico libro ´Tres guineas´´(publicado en 1938) que además, contiene un análisis del papel marginal de la mujer en la sociedad reivindicando  las mismas oportunidades profesionales y sociales que el hombre, imprescindibles para lograr un mundo más racional. El rechazo femenino a la guerra, le permite a Woolf reivindicar los derechos  que la mujer por una situación de discriminación no tenía en la época en que ella vivió. Woolf al analizar el dolor de las imágenes de guerra las pone en el mismo plano que la marginación que sufren las mujeres en la sociedad de la época.
La referencia a esta escritora  desde el comienzo de su libro es, una manifestación de la toma de relevo que intelectuales como Sontag ha llevado a cabo a partir de mujeres como Virginia Woolf. Hay que destacar la idea de que estas mujeres son las primeras intelectuales en mantener reivindicaciones feministas junto con una profunda reflexión sobre el dolor de la guerra manifestado en extraordinarias fotografías. Esto es un hecho a destacar sobre todo si  tenemos en consideración que aún hoy en día los  teóricos del tema  muestran prejuicios a la hora de reflexionar sobre este tipo de imágenes. Por todo esto  las ideas de Woolf son totalmente actuales por su valentía y madurez y sobre todo porque se enfrenta a lo que hasta ese momento era un tabú: las fotografías del espanto que es la guerra.
Sontag empieza su libro con este recuerdo a Woolf, poniendo de relieve la vigencia de sus argumentos e ideas, siendo totalmente necesaria su divulgación.
Al mismo tiempo, Susan Sontag pone de manifiesto como en las primeras guerras fotografiadas (la de Crimea, la de Secesión de Estados Unidos y la Primera Guerra Mundial) no aprecian fotografías del campo de batalla debido sobre todo a que los equipos fotográficos antiguos limitaban la movilidad del fotógrafo. Con respecto de las fotografías bélicas, casi todas anónimas, publicadas entre 1914 y 1918, su expresión y tono era fundamentalmente épico, y casi siempre presentaban un paisaje desolado y sin esperanza.
En este sentido, la aparición de la Leica (una cámara ligera) con una película de 35 milímetros permitió a los fotógrafos desplazarse libremente por los escenarios de la guerra y obtener así imágenes más directas y con mayor grado de espontaneidad

 

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