Son una serie de fotografías a través de las cuales pretendo reivindicar el poder de la imaginación que nos hace poderosos, gracias a ella podemos lograr todo un mundo de la nada y pintar grandes aventuras. En esta ocasión la modelo no espera que algo increíble suceda sino que con unos sencillos complementos cumple un deseo: tener en casa un paraíso, solo ha hecho falta un juguete, unas gafas y una bañera. He querido reflejar alegría, complicidad con la cámara y el espectador para que no se escape el niño que llevamos dentro y sin el cual la vida se nos haría más cuesta arriba.
La protagonista de las fotos se encuentra en la
situación de estar en un largo y caluroso verano, días que se hacen eternos entre
las paredes de la casa, la imaginación
que vuela hacia paraísos imposibles y…una bañera con agua en la que es
posible soñar donde el patito, las gafas de bucear o la ducha no son sino
objetos cotidianos que sirven de excusa para “montar” tu personal viaje.
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